Surgen cooperativas y pequeños emprendimientos agrícolas que utilizan el modelo vertical para autoabastecerse y comercializar alimentos frescos a nivel local. Estas cooperativas gestionan recursos de manera colectiva, obteniendo ventajas competitivas y facilitando el acceso a tecnologías y servicios de apoyo. El desarrollo de microempresas basadas en la agricultura urbana favorece la creación de empleo, la autonomía alimentaria y la generación de ingresos en sectores tradicionalmente marginados del sistema productivo centralizado.
Empresas tecnológicas especializadas en soluciones de automatización, sensores y plataformas digitales encuentran en la agricultura vertical un campo fértil para la innovación y el emprendimiento. El desarrollo e implementación de sistemas inteligentes para monitoreo, gestión y optimización de cultivos abren oportunidades de negocio para startups y profesionales del sector agritech. Este movimiento impulsa la economía del conocimiento y posiciona a la ciudad como un laboratorio abierto para nuevas tecnologías agrícolas.
El modelo de agricultura vertical facilita la venta directa del productor al consumidor mediante canales cortos como mercados locales, tiendas especializadas y sistemas de suscripción de alimentos frescos. Este enfoque elimina intermediarios, mejora los márgenes de beneficio y garantiza mayor transparencia y trazabilidad en toda la cadena. Los consumidores urbanos acceden así a productos frescos de calidad, cultivados cerca de su hogar, mientras los productores encuentran una nueva manera de agregar valor y fidelizar a su clientela.